Competencias empresariales en la era del conocimiento.

Competencias Empresariales para la Economía del Conocimiento y la Innovación.

En la actualidad, la economía del conocimiento y la innovación son dos factores clave para el éxito de cualquier empresa. En este sentido, las competencias empresariales son fundamentales para poder competir en un mercado cada vez más exigente y globalizado.

Las competencias empresariales son habilidades, conocimientos y actitudes que permiten a los empresarios emprendedores desarrollar su actividad de manera eficiente y efectiva. Estas competencias se pueden aprender y desarrollar a lo largo del tiempo, y son esenciales para el crecimiento y la supervivencia de cualquier empresa.

En está nota queremos presentarte el trabajo que se desarrollo dentro del proyecto Avanz@. Este proyecto, desarrollado por la Fundación Omar Dengo de Costa Rica, en conjunto con la agencia Cinterfor de la Organización Internacional del Trabajo y el Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional de Canadá, IDRC, desarrollaron marco de competencias clave en el marco de la Economía del Conocimiento y la Innovación para empresarios o emprendedores de mipymes en Centroamérica.

Uno de los hallazgos interesantes de la investigación que se realizo dentro del proyecto avanza es el siguiente:

El desempeño de las mipymes está relacionado con el nivel de competencias de la persona que está al frente de la empresa.

Es por ello que el documento final que se genero aborda puntos fundamentales para fortalecer las competencias del Empresario. En este video podrás ver sobre la importancia de estas competencias


5 competencias empresariales clave


El documento final llamado Competencias Empresariales para la Economía del Conocimiento y la Innovación, destaca 5 competencias empresariales clave, las cuales son:

Innovación. 

La innovación Proceso intencionado y continuo dirigido a propiciar el desarrollo de nuevas ideas de productos, procesos o modelos de gestión que diferencien a la empresa de la competencia, que generen valor para el consumidor y que contribuyan a hacer a la empresa sostenible.

La capacidad de innovar es fundamental para poder competir en un mercado cada vez más exigente y globalizado, y para poder adaptarse a los cambios constantes en el entorno empresarial.

La innovación no se trata solo de crear nuevos productos o servicios, sino también de mejorar los procesos internos de la empresa, de encontrar nuevas formas de llegar a los clientes, de identificar nuevas oportunidades de negocio, entre otros aspectos. En este sentido, la innovación es una práctica continua en la empresa, que debe ser fomentada y desarrollada de manera constante.

La innovación también implica la capacidad de experimentar y de tomar riesgos. Las empresas que son capaces de experimentar y de tomar riesgos son más propensas a innovar y a encontrar nuevas oportunidades de negocio. En este sentido, la curiosidad y la creatividad son competencias clave para la innovación, ya que permiten a los empresarios emprendedores explorar nuevas ideas y soluciones.

Para poder competir en un mercado cada vez más exigente y globalizado, es fundamental que las empresas sean capaces de innovar de manera constante. Esto implica estar al tanto de las tendencias y cambios en el mercado, de las nuevas tecnologías y herramientas disponibles, y de las necesidades y demandas de los clientes.

En este sentido, la innovación está ligada a otras competencias como el aprendizaje permanente, está es otra de las competencias clave para la innovación en empresarios emprendedores. La capacidad de aprender de manera constante permite a los empresarios estar al tanto de las tendencias y cambios en el mercado, y de las nuevas tecnologías y herramientas disponibles. Además, el trabajo en redes y la gestión orientada a resultados son otras competencias clave para la innovación, ya que permiten a los empresarios emprendedores colaborar con otros actores del mercado y enfocarse en los resultados y objetivos de la empresa.

La innovación es fundamental para poder competir en un mercado cada vez más exigente y globalizado. Las empresas deben ser capaces de innovar de manera constante, y para ello es fundamental desarrollar competencias como el aprendizaje permanente, el trabajo en redes y la gestión orientada a resultados. 


Aprendizaje Permanente. 

Este es un proceso continuo de búsqueda, procesamiento, aplicación e intercambio de conocimientos útiles para el mejoramiento de la empresa en términos de su competitividad en el mercado y del cumplimiento de su responsabilidad social.

El aprendizaje permanente implica la capacidad de aprender de manera continua, ampliar, revisar y mejorar las formas de pensar y operar de la empresa para lograr mayor eficacia y ajuste a los cambios del entorno.

Integrar el aprendizaje permanente en la cultura de la empresa requiere establecer el hábito de la formación continua. Esto significa monitorear continuamente las necesidades de aprendizaje de la empresa y de sus colaboradores y programar acciones para cubrir esas necesidades adecuadamente. A veces esto implicará recurrir a procesos de capacitación, otras veces buscar asesoría de expertos, y en la mayoría de los casos apostar a la autoformación o el intercambio entre pares.

El aprendizaje permanente no solo implica la formación continua de los colaboradores de la empresa, sino también la capacidad de la empresa para aprender de sus propias experiencias y de las experiencias de otras empresas y entidades. Esto implica la capacidad de reflexionar sobre las experiencias pasadas, identificar las lecciones aprendidas y aplicarlas en el futuro.

Trabajo en Redes. 

El trabajo en redes implica establecer relaciones de cooperación con otras empresas y entidades para el mutuo beneficio, lo que permite a las empresas colaborar con otros actores del mercado y acceder a nuevos recursos y oportunidades de negocio.

También es importante interactuar con contactos que sean de interés para la empresa, proponer actividades a realizar en conjunto con otras empresas o entidades, negociar los términos de la relación de colaboración desde una perspectiva de beneficio mutuo, orientar las relaciones empresariales de acuerdo con principios éticos y coordinar el trabajo con los socios.

En este sentido, el trabajo en redes se ubica en los niveles más altos y sofisticados de las competencias empresariales para la economía del conocimiento y la innovación. El trabajo en redes permite a las empresas acceder a nuevos recursos y oportunidades de negocio, mejorar su desempeño en general y adaptarse a los cambios constantes en el entorno empresarial.

Además, el trabajo en redes también implica la capacidad de establecer relaciones de confianza, negociar, coordinar y ajustarse a las diferencias entre empresas. Estas habilidades son fundamentales para cualquier empresa que quiera establecer relaciones de cooperación con otras empresas y entidades.

Está competencia también implica la capacidad de liderar a veces acciones dentro de una red empresarial, una asociación, gremio, cámara o similar. La capacidad de liderazgo es fundamental para cualquier empresa que quiera establecer relaciones de cooperación con otras empresas y entidades, ya que permite a los empresarios y emprendedores, liderar acciones y proyectos en conjunto con otros actores del mercado.

Responsabilidad Social Empresarial. 

La responsabilidad social empresarial (RSE) es un concepto que se refiere a la forma en que las empresas se relacionan con la sociedad y el medio ambiente en el que operan. La RSE implica que las empresas deben asumir un compromiso ético y social con la comunidad en la que operan, más allá de su objetivo principal de generar beneficios económicos.

La RSE se ha convertido en un tema cada vez más relevante en el mundo empresarial, ya que las empresas son cada vez más conscientes de que su éxito a largo plazo depende no solo de su capacidad para generar beneficios económicos, sino también de su capacidad para generar valor social y ambiental.

La introducción de la RSE en una empresa puede ser un proceso gradual, que comienza con la aplicación de la legislación existente en materia laboral, social y tributaria. Esto implica pagar los salarios establecidos por ley, realizar las contribuciones patronales a la seguridad social del país, apegarse estrictamente a las normas de salud y seguridad ocupacional de los trabajadores.

Una vez que se han cumplido estos requisitos mínimos, la empresa puede comenzar a introducir gradualmente el concepto y las actividades relacionadas con la RSE. Esto implica estructurar la estrategia empresarial desde una perspectiva de sostenibilidad, orientar al equipo hacia la responsabilidad con la sociedad y el ambiente, poner en marcha prácticas sostenibles en los procesos de la empresa, desarrollar prácticas de proyección comunitaria que crean valor compartido para la comunidad y la empresa, y divulgar sus estrategias de responsabilidad social empresarial.

Es importante destacar que la introducción de la RSE no implica necesariamente grandes inversiones de dinero y recursos para las pequeñas y medianas empresas. De hecho, cada vez son más evidentes los beneficios económicos que reporta a las empresas ejercer la responsabilidad social empresarial, en términos de mayores ventas y mayor competitividad, producto de la proyección de su responsabilidad social y ambiental hacia la sociedad en general.

Gestión orientada a resultados. 

La gestión orientada a resultados es un enfoque empresarial que se centra en la consecución de objetivos y metas específicas, y en la medición del desempeño de la empresa en función de estos resultados. Este enfoque implica una planificación estratégica cuidadosa, la definición de metas y objetivos claros, y la implementación de sistemas de monitoreo y evaluación para medir el progreso hacia estos objetivos.

Para implementar una gestión orientada a resultados, es necesario comenzar por clarificar la identidad o la filosofía que define a la empresa. Esto implica definir la misión, visión y valores de la empresa, y asegurarse de que todos los colaboradores estén alineados con estos principios.

Una vez que se ha definido la identidad de la empresa, es importante concretar una gran meta desafiante y audaz a lograr en el largo plazo. Esta meta debe ser clara, específica y medible, y debe ser compartida por todos los colaboradores de la empresa.

Para lograr está meta, es necesario conformar un equipo de trabajo con los colaboradores adecuados en los puestos adecuados. Esto implica identificar las habilidades y talentos necesarios para lograr la meta, y asegurarse de que cada colaborador esté ubicado en el puesto que mejor se adapte a sus habilidades y talentos.

Una vez que se ha conformado el equipo de trabajo, es necesario diseñar sistemas de trabajo orientados al logro de las metas de la empresa. Esto implica definir los procesos y procedimientos necesarios para lograr la meta, y asegurarse de que todos los colaboradores estén alineados con estos procesos y procedimientos.

Además, es importante desarrollar progresivamente la estrategia más adecuada para el logro de las metas de la empresa, y monitorear de manera continua el desempeño de la empresa para guiar la toma de decisiones. Esto implica establecer sistemas de monitoreo y evaluación del desempeño general de la empresa y específicamente del cumplimiento de las metas, para tener insumos importantes.

Conclusiones

Creemos que este trabajo que además propone un modelo de desarrollo de estas competencias es muy importante como marco de trabajo para lograr la competitividad sobre todos en las mipymes y pymes. 


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Publicada originalmente el 20 de Marzo del 2015
Actualizada el 5 de Julio del 2023

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